Albert Robida
La Guerra en el Siglo Veinte
La asombrosa imaginación de Albert Robida en 1887 nos conduce al periplo bélico de un caricaturesco personaje, el soldado francés Fabius Molinas, que, estando a punto de irse de vacaciones a Noruega, recibe el aviso para enrolarse en el ejército: la Guerra ha estallado. Es 1945, y el mundo reflejado ha cambiado gracias a la gaceta telefónica, algo similar a un rudimentario Internet, los tubos de transporte para ir de una ciudad a otra y otros artilugios.
De entrada, qué mejor motivo para desarrollar futuros inventos, a los que Robida se adelanta en décadas, que una guerra; desde fortines blindados sobre ruedas ―los futuros tanques―, a bombeadores ―lanzallamas―. Así, al tiempo que Molinas sale siempre bien airado de ataques enemigos con bombas químicas o batallones femeninos y cambia constantemente de escenario, así evolucionan sus medios de transporte, tanto de tierra, aire y mar como el Acróbata Aéreo nº39 o la aeronave Gavilán. Todo un despliegue tecnológico avanzado para las postrimerías del siglo XIX que pretende reflejar el futuro de un hipotético conflicto europeo. A la larga, muchos de estos inventos se harían realidad a partir de la I Guerra Mundial.
Cabe destacar el carácter caricaturesco de Molinas, y no es menos, porque la historia se cuenta con un tono de humor descarado, desde las exclamaciones del soldado hasta ese momento en que su aeronave se llena de animales salvajes en la África lejana. Además, Fabius visitará, accidentalmente, otros lugares del mundo, cuyo destino le colmará de amor y de gloria.